A través de las ventanas

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando estamos ante una ventana a través de la cual podemos ver paisajes inolvidables, nos agrada contemplar todo lo que podemos ver con claridad. Pero en el momento en que vemos una pequeña mancha en la ventana, encontramos gran dificultad para ver con gusto todos los paisajes que se nos presentan. Nuestra atención se centra sobre esta pequeña mancha. Es molesto. Es fastidioso.

Esta ventana, aunque esté sucia, rallada u opaca, no deja de presentarnos las maravillas de los paisajes por el mero hecho de ser una ventana. Por eso cada persona, por muchos defectos que tenga, nos muestra la grandeza de Dios, pues a través de todo hombre, si sabernos ver por encima de la suciedad, las ralladuras y la opacidad, podemos contemplar a todo un Dios que se nos muestra en él.

Dios nos pide no juzgar y tratar de verle a través de cada ventana que encontremos en nuestra vida. Nos invita a no quedarnos en los defectos que encontremos, sino que sepamos ver más allá; aun cuando esté bastante obscurecida, pues siempre habrá al menos un rayo de luz que atraviese esa ventana.

Hagamos el esfuerzo de hacernos un examen para ser una ventana trasparente para los demás.

A la misericordia se le puede aplicar aquella enseñanza de Jesús: «Con la medida que midan serán medidos». Permítanme, pero pienso aquí a esos confesores que «apalean» a los penitentes, que los riñen. Pero, ¡así los tratará Dios a ellos! Aunque no sea más que por eso, no hagan estas cosas. La misericordia nos permite pasar de sentirnos misericordiados a desear misericordiar. Pueden convivir, en una sana tensión, el sentimiento de vergüenza por los propios pecados con el sentimiento de la dignidad a la que el Señor nos eleva. Podemos pasar sin preámbulos de la distancia a la fiesta, como en la parábola del Hijo Pródigo, y utilizar como receptáculo de la misericordia nuestro propio pecado.
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré un examen para ver mi actitud hacia el prójimo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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