¿Amar a quién…?

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Señor, no te entiendo. ¿Acaso no te das cuenta que hay veces que la gente no te ama, y por eso soy su enemigo, porque soy cristiano y pienso diferente a ellos? ¿Cómo es que ahora me pides que los ame? ¿Es que realmente te aman sin saberlo? ¿Qué es lo que ocurre?

Claro, Señor, muchos pensamos de esta forma, algunos siendo simplemente buenos, otros que sí van a misa, otros con una u otra devoción, comprometidos con la iglesia… pero siempre nos llega la tentación de no amar, e inclusive odiar o guardar rencor contra los enemigos de la fe, que se terminan convirtiendo en nuestros enemigos.

Ante tanta confusión la respuesta más acertada nos la das, Señor, con el santo de hoy. San Juan Crisóstomo dijo que el amor que no se fundamenta en Cristo, es incapaz de amar a quien nos hace el mal. «Por el contrario, el amor que tiene en Cristo su causa y fundamento resulta firme y duradero. Nada puede disolverlo, ni las difamaciones, ni los peligros, ni siquiera la amenaza de muerte. Quien tiene en sí amor cristiano no deja nunca de amar a su prójimo, no importa cuántas cosas desagradables experimente por su causa, porque no se deja influir por sus pasiones, sino que se inspira en el Amor, en el mismo Cristo.» Está claro, no es que será más fácil amar a cuantos nos odian, sin embargo, seremos verdaderamente conscientes de lo que significa ese amor, que no es un amor falso, plástico o sin sentido, sino el verdadero amor en el que somos llamados a la plenitud, que trasciende toda barrera.

Pidamos a la Virgen que nos dé la capacidad de amar, de donarnos, de dar todo lo que Dios nos pide y amar, como Él nos ha amado.

El amor al prójimo corresponde al mandato y al ejemplo de Cristo si se funda sobre un verdadero amor hacia Dios. Es así posible para el cristiano, a través de su dedicación, que haga experimentar a los demás la ternura procedente del Padre celestial. Para dar amor a los hermanos, hace falta, en cambio, sacarlo del horno de la caridad divina, mediante la oración, la escucha de la Palabra de Dios y el sustento de la santa Eucaristía. Con estas referencias espirituales, es posible obrar en la lógica de la gratuidad y del servicio.
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de septiembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscar en este día a un compañero de trabajo o de universidad, o a un familiar que no haya tratado bien, y pedirle disculpas.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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