Conversión de San Pablo, Apóstol (Fiesta)

25 de enero de 2018
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Santos:

  • Fiesta de la Conversión de San Pablo

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Hechos 22:3-16
    3 «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy.
    4 Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres,
    5 como puede atestiguármelo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de ancianos. De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados.
    6 «Pero yendo de camino, estando ya cerca de Damasco, hacia el mediodía, me envolvió de repente una gran luz venida del cielo;
    7 caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»
    8 Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?» Y él a mí: «Yo soy Jesús Nazoreo, a quien tú persigues.»
    9 Los que estaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.
    10 Yo dije: «¿Qué he de hacer, Señor?» Y el Señor me respondió: «Levántate y vete a Damasco; allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas.»
    11 Como yo no veía, a causa del resplandor de aquella luz, conducido de la mano por mis compañeros llegué a Damasco.
    12 «Un tal Ananías, hombre piadoso según la Ley, bien acreditado por todos los judíos que habitaban allí,
    13 vino a verme, y presentándose ante mí me dijo: «Saúl, hermano, recobra la vista.» Y en aquel momento le pude ver.
    14 El me dijo: «El Dios de nuestros padres te ha destinado para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios,
    15 pues le has de ser testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.
    16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.»

    O también:

    Hechos 9:1-22
    1 Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote,
    2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.
    3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo,
    4 cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»
    5 El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
    6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»
    7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie.
    8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.
    9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.
    10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: «Ananías.» El respondió: «Aquí estoy, Señor.»
    11 Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración
    12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.»
    13 Respondió Ananías: «Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén
    14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.»
    15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.
    16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.»
    17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»
    18 Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.
    19 Tomó alimento y recobró las fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco,
    20 y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios.
    21 Todos los que le oían quedaban atónitos y decían: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía encarnizadamente a los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquí con el objeto de llevárselos atados a los sumos sacerdotes?»
    22 Pero Saulo se crecía y confundía a los judíos que vivían en Damasco demostrándoles que aquél era el Cristo.

  • Salmo responsorial

    Salmo 117:1-2
    1 ¡Alabad a Yahveh, todas las naciones, celebradle, pueblos todos!
    2 Porque es fuerte su amor hacia nosotros, la verdad de Yahveh dura por siempre.

  • Evangelio

    Marcos 16:15-18
    15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.
    16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.
    17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
    18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.»

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