Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La Iglesia siempre ha enseñado que cada hombre está confiado a la protección y guía de un ángel custodio (CIC 336). A veces nos puede llegar a parecer que es un cuento de niños, pues nosotros, en la mayoría de los casos, nos olvidamos de ellos. Sin embargo, Jesús mismo nos recuerda que esto es verdad y que velan con especial interés de los pequeños y sencillos.

Su principal tarea es velar por nuestro bienestar espiritual y ayudarnos a llegar justamente a donde queremos: contemplar el rostro de Dios. Aun así, alguien se puede preguntar: «y entonces,¿qué pasó con el ángel custodio de tal persona, porque era muy mala?» Pues en realidad, el hecho de tener un ángel custodio no nos quita la libertad y esto lo vemos en muchas otras cosas, por ejemplo, podemos encontrar letreros o incluso personas que nos digan que no debemos pisar el pasto y, sin embargo, lo podemos hacer de igual manera.

El ángel custodio es como un amigo que nos quiere ayudar a superar todas las dificultades, pero si nosotros no lo dejamos, él nos respeta. Por eso preguntémonos: ¿me dejo guiar por mi ángel de la guarda? ¿O ni siquiera me doy cuenta que tengo uno?

Dios no nos abandona nunca: cada vez que lo necesitemos vendrá un ángel suyo a levantarnos y a infundirnos consolación. “Ángeles” alguna vez con un rostro y un corazón humano, porque los santos de Dios están siempre aquí, escondidos en medio de nosotros. Esto es difícil de entender e incluso de imaginar, pero los santos están presentes en nuestra vida. Y cuando alguno invoca a un santo o a una santa, es precisamente porque está cerca de nosotros.
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Antes de dormir, rezaré alguna oración al ángel de la guarda.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

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