Dabar…

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Evangelio que meditamos hoy, en sentido literal, corresponde a una profecía histórica que hace Jesús sobre la destrucción del templo de Jerusalén por parte de Tito en el año 66 d.C. Jerusalén, en sentido bíblico y espiritual, es imagen del cielo y, en este caso particular, una de las vías de cómo llegamos al cielo.

¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! ¡El Señor dice esto LLORANDO! Si eso lo hizo por una ciudad de piedra, ¿cuánto más no lo hará cuando ve nuestro corazón que le rechaza escogiendo el mal?

No dejemos en este día que nada nos robe la paz, aunque el enemigo nos rodee e intente hacernos caer. El Señor nos está hablando al corazón constantemente, pero es más fácil actuar como los habitantes de la Jerusalén terrena y matar al Señor en nuestra conciencia. ¡Qué ciegos somos al buscar el amor y no darnos cuenta que el amor se nos da gratuitamente en la cruz!

¡Si comprendieras lo que conduce a la paz! Sólo el Señor puede hacer que su palabra sea «Dabar» (término hebreo que significa palabra que al ser pronunciada crea lo que dice) Si el Señor te desea la paz con su palabra creadora, y eres dócil al regalo que te quiere dar, serás una piedra viva más bella y santa, más parecida a Cristo, la Piedra Angular, en la ciudad santa, la Jerusalén celestial.

Acoge la Palabra en tu corazón como María y verás como da grandes frutos.

En el tiempo de Jesús, la gente que estaba liberada de demonios decía: «el Señor ha visitado a su pueblo». El mismo Jesús, cuando mira Jerusalén llora, llora por ella. ¿Por qué llora? Porque no conociste el tiempo en el que fuiste visitada; no entendiste la visita del Señor.
Cuando el Señor nos visita, nos da la alegría, es decir, nos lleva a un estado de consolación, nos lleva a cosechar la alegría, da consuelo espiritual. Un consuelo que no solo pasa en aquel tiempo, sino que es un estado en la vida espiritual de cada cristiano. Por eso es necesario: esperar el consuelo, reconocer el consuelo, porque hay falsos profetas que parecen consolarnos y en cambio nos engañan y conservar el consuelo.
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de septiembre de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré una visita a Jesús Eucaristía, y si no es posible, me uniré a Él en una comunión espiritual.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

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