Detenerme para reflexionar con Cristo

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Creo que el Evangelio de hoy es bastante claro y podríamos reflexionar un poco, o, mejor dicho, detenernos un momento y pensar en estas palabras que Cristo nos dice en el Evangelio: «Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres.» Y el pequeño examen de conciencia que podríamos hacer sería: ¿Cómo ha sido mi caridad delante de Dios y delante de los hombres? ¿Cómo ha sido mi generosidad? ¿Cómo ha sido mi disponibilidad? Y así podríamos ir metiendo otras preguntas. Si las respuestas son positivas demos gracias Dios que nos ha visto en lo secreto y en lo secreto nos recompensará; y de no ser así pedir la gracia a Dios para que cada día tengamos una intención más pura.

Podemos hacerlo a ejemplo de María quien hacía cosas por los demás en secreto como en las bodas de Caná, y seguramente en muchas otras ocasiones.

«Y mirémonos dentro, en el corazón: ¡cuántas veces sofocamos el fuego de Dios con las cenizas de la hipocresía! La hipocresía es la inmundicia que hoy en el Evangelio Jesús nos pide que eliminemos. De hecho, el Señor no dice sólo hacer obras de caridad, orar y ayunar, sino cumplir todo esto sin simulación, sin doblez, sin hipocresía. Sin embargo, cuántas veces hacemos algo sólo para ser estimados, para aparentar, para alimentar nuestro ego. Cuántas veces nos decimos cristianos y en nuestro corazón cedemos sin problemas a las pasiones que nos esclavizan. Cuántas veces predicamos una cosa y hacemos otra. Cuántas veces aparentamos ser buenos por fuera y guardamos rencores por dentro. Cuánta doblez tenemos en nuestro corazón… Es polvo que ensucia, ceniza que sofoca el fuego del amor. Necesitamos limpiar el polvo que se deposita en el corazón. ¿Cómo hacerlo? Nos ayuda la sincera llamada de san Pablo en la segunda lectura: “¡Dejaos reconciliar con Dios!”».
(Homilía SS Francisco, 26 de febrero de 2020)

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Reflexionaré en mi examen de conciencia cómo he vivido la virtud que Cristo me propone en el Evangelio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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