¿Está cerca el regreso de los lefebvristas a la Iglesia Católica?

VATICANO, 03 Feb. 17 / 06:55 am (ACI).-

De la vuelta de los lefebvristas o lefebvrianos, como se conoce a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X – FSSPX, a la Iglesia, habló recientemente Mons. Guido Pozzo, Secretario de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei y delegado vaticano en este proceso, quién afirmó que el camino está en marcha hacia la constitución de una prelatura personal.

En una entrevista concedida a la revista española Vida Nueva y publicada este viernes 3 de febrero, el Prelado asegura que en este momento “hay un profundo examen de algunos aspectos del texto de la figura jurídica de la prelatura personal. Terminado este, se presentará al Santo Padre un borrador de las constituciones”.

 

Sin embargo, “la condición necesaria para el reconocimiento canónico es la adhesión a los contenidos de la Declaración Doctrinal que la Santa Sede ha presentado a la FSSPX”.

Cuestionado sobre la adhesión de los lefebvristas al Concilio Vaticano II, Mons. Pozzo señala que “el Vaticano II debe ser comprendido y leído en el contexto de la tradición de la Iglesia y de su constante magisterio”.

“Podrían ser objeto de examen, después de la reconciliación plena, las reservas sobre cuestiones que no son propias de la materia de la fe, sino de temas que se refieren a la aplicación pastoral de orientaciones y enseñanzas conciliares como la relación entre la Iglesia y el Estado, el ecumenismo, el diálogo interreligioso o algunos aspectos de la reforma litúrgica y su aplicación”.

A su vez, explica que “es un falso problema preguntarse si un católico puede aceptar o no el Concilio. Un buen católico no puede rechazarlo, por ser una asamblea universal de obispos reunidos en torno al Papa”.

“El verdadero problema es la interpretación de los documentos conciliares”. En definitiva, el responsable del proceso detalla cuáles serían los requisitos fundamentales para la FSSP pudiera regresar a la comunión plena con Roma:

“Como para cualquier otro católico, la adhesión a la profesión de fe, el vínculo de los sacramentos y la comunión jerárquica con el Papa. Un punto específico tendría que ver, como digo, con la correcta relación entre la tradición y el magisterio de la Iglesia y el hecho de que el Concilio debe ser leído a la luz de la tradición perenne y del magisterio constante de la Iglesia”.

La revista también entrevista al superior de los lefebvristas, Mons. Bernad Fellay, quien asegura que la condición para volver a la comunión plena con la Iglesia Católica es que el Vaticano “nos acepte tal y como somos”.

Preguntado sobre la prelatura personal por la cual finalmente podrían volver a la comunión, Fellay afirma que “creemos que las autoridades romanas consideran que la prelatura personal es la estructura canónica que mejor refleja nuestra situación real. Y nosotros también pensamos que la prelatura personal es el régimen más adecuado a la Fraternidad en las circunstancias actuales”.

Según afirma el obispo de la FSSPX, el principal problema es “el grado de la obligación de adhesión al Concilio Vaticano II”, un punto que la institución que preside siempre ha considerado en discusión.

Pero también asegura que existen algunas “líneas rojas” que no están dispuestos a saltarse. Entre ellas, “el modo en que el ecumenismo es practicado, incluyendo afirmaciones muy peligrosas para la fe, que hacen pensar que todos tienen la misma fe; la cuestión litúrgica o la relación entre la Iglesia y el Estado”. “Todos estos son temas en los que no cederemos”, manifiesta.

Mons, Guido Pozzo asegura que por el momento “no hay plazos” en el proceso de acercamiento y que “como en una vuelta ciclista, hay etapas antes de la meta”.

“Tengo confianza. No soy optimista ni pesimista, sino realista”, afirma. “Por lo recorrido, tengo confianza, estamos yendo en la dirección justa”.

“Siempre he sido un tomista, y creo en la capacidad de la razón iluminada por la fe para llegar a la verdad objetiva de las cosas. No soy un subjetivista. Para mí, lo más importante es lo objetivo”, indicó.

La FSSPX fue fundada por el Arzobispo Marcel Lefebvre en 1970, en respuesta a lo que describe cómo errores en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II. Sus relaciones con la Santa Sede se pusieron más tensas en 1988 cuando Mons. Lefebvre consagró a cuatro obispos sin permiso de San Juan Pablo II. La consagración ilícita dio lugar a la excomunión de los cinco obispos.

En 2009 Benedicto XVI levantó la excomunión que pesaba sobre ellos y desde entonces las negociaciones entre los lefebvristas y el Vaticano han continuado para «reencontrar la plena comunión con la Iglesia”.

El 1 de abril de 2016 la Santa Sede y la FSSPX informaron que hubo en encuentro informal entre el Papa Francisco y el superior general de los lefebvristas, el obispo Bernard Fellay en el Vaticano.

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