Hoy es fiesta de Santa Edith Stein, judía convertida y víctima de los nazis

REDACCIÓN CENTRAL, 09 Ago. 17 / 12:01 am (ACI).-

Edith Stein –luego Sor Teresa Benedicta de la Cruz – nació en Breslau (1891), ciudad que perteneció a Alemania y que luego pasó a Polonia. En la adolescencia dejó la religión judía porque no encontraba en ella sentido a su vida.

Más adelante llegó a ser una brillante estudiante de fenomenología en la Universidad de Gottiengen y el filósofo Husserl la escogió antes que a Martín Heidegger (uno de los filósofos más importantes del siglo XX) como asistente de cátedra. Finalmente Edith recibió el título de Filosofía de la Universidad de Friburgo.

 

Por su alto sentido de solidaridad se enlistó en la Cruz Roja como enfermera durante la Primera Guerra Mundial, destacando por su amabilidad, servicio y dominio de sí misma.

En 1921 Edith decide acompañar a una amiga que había quedado viuda y se quedó impactada al encontrarla con una gran paz y fe en Dios. Es así que deseó conocer la fuente de estas gracias y empezó a leer, en casa de la viuda, la biografía de Santa Teresa de Jesús.

Entró en un estado de crisis profunda y a la vez de purificación hasta que meses después decide ser bautizada. Busca la ayuda de un sacerdote y recibe el sacramento en 1922. Al ser católica se siente más judía porque encuentra en Jesucristo el sentido de toda su fe y vida.

Poco a poco va brotando la inquietud vocacional en ella, mientras es acompañada por su director espiritual. Ingresa a trabajar como maestra en la escuela de formación de maestras de las dominicas de Santa Magdalena, dicta conferencias, traduce libros, destaca profesionalmente y por momentos se escapa para encontrar paz en la abadía benedictina de Beuron.

Las situaciones políticas en Alemania empiezan a empeorar, pero Edith no se desanima e ingresa al Carmelo, que había sido su sueño por muchos años, y dejando la fama. El 15 de abril de 1934 toma el hábito carmelitano y cambia su nombre a Teresa Benedicta de la Cruz.

La situación para los judíos empeora y Edith pide ser trasladada para evitar peligros a las religiosas del lugar. Es enviada a una comunidad en Holanda junto con su hermana Rosa, quien también se había convertido al cristianismo y servía como hermana lega.

Cuando se dan las deportaciones de judíos, los luteranos, calvinistas y católicos acuerdan leer en con conjunto un texto de protesta durante los servicios religiosos. Los nazis amenazan con también deportar a los judíos conversos y sólo el Papa Pío XII se mantiene firme.

Las fuerzas nazis de ocupación declaran a todos los católicos – judíos como “apartidas”, un cuerpo militar nazi ingresa al convento carmelita y se lleva a Edith con Rosa. Al salir, la santa toma de la mano a su hermana y le dice: “Ven, vayamos, por nuestro pueblo”.

Fueron llevadas al campo de concentración de Westerbork y los prisioneros quedaban admirados del testimonio de paz de Santa Edith, quien se preocupaba por ayudar y dar consuelo a los demás aún en las duras condiciones de humillaciones y tormentos que vivían.

Son enviadas a Auschwitz, junto a unos mil judíos, y llegan al campo de concentración el 9 de agosto de 1942. Inmediatamente los prisioneros son conducidos a la cámara de gas y Santa Edith parte a la Casa del Padre, ofreciendo su vida por la salvación de las almas, la liberación de su pueblo y la conversión de Alemania.

Santa Edith Stein fue canonizada por San Juan Pablo II en 1998, quien le dio el título de “mártir por amor” y en octubre de 1999 fue declarada co-patrona de Europa.

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