Jesús promete la felicidad en las Bienaventuranzas y “cumple siempre”, dice Obispo

Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba (España) explicó en su carta semanal que el Papa Francisco propuso las Bienaventuranzas como “pauta de vida”, en donde Jesucristo nos promete la felicidad “y Él cumple siempre”.

Mons. Fernández recuerda que el Papa en su carta “Gaudete et exultate” invita a la santidad presentando las Bienaventuranzas “como pauta de vida”, porque en ellas “se dibuja el rostro del Maestro y seguirle a Él es ir contracorriente, porque el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida”.

A través de ellas Jesús nos promete también la felicidad “y Él cumple siempre”, afirma el Prelado.

Según explica, en “bienaventurados los pobres” están resumidas todas las demás, ya que “pobre en la Sagrada Escritura es el que confía en Dios, el que se fía de Dios, el que pone en Dios toda su confianza y no se apoya en sí mismo”.

Mons. Fernández precisa que de Dios recibimos las “cualidades naturales”, así como los “dones de gracia sobrenaturales”, y que “la torcedura del corazón humano” es cuando se utilizan para “apoyarse en uno mismo” y no en Dios.

Aunque “Dios está en el origen de todos los bienes, la experiencia nos dice que quien tiene se aleja de Dios. Y, por el contrario, cuando uno no tiene está más predispuesto a confiar en Dios”, añade en su carta semanal.

En ese sentido el Obispo de Córdoba recuerda cuando Jesús advierte del peligro de las riquezas, que “no son malas y menos aún si son adquiridas legítimamente”. “Pero el rico se siente seguro y como que no necesita de Dios”, señala el Prelado.

Mons. Fernández pregunta “qué tendrá la pobreza, que Dios tanto bendice”, ya que a su Hijo lo envió al mundo en absoluta pobreza y Jesús la vivió “como expresión de libertad, en una dependencia total de su Padre Dios”.

“Jesús en el Evangelio nos recomienda vivamente la pobreza voluntaria para parecernos a Él y seguirle de cerca. En la vida religiosa, por ejemplo, se incluye el voto de pobreza, de no tener nada propio para que aparezca más claramente que el tesoro de esa persona es Dios y no los bienes de este mundo, aunque sean buenos”, explica.

Además de los pobres, “Jesús bendice a los mansos y humildes de corazón, como lo es Él”, apunta. Mientras que a los hombres les “brota inmediatamente la ira descontrolada, incentivada por el odio, el orgullo, la vanidad”, el manso y humilde actúa “en otra dirección, aguanta y no ataca, no guarda rencor ni venganza, reacciona amando”.

“Reaccionar con humilde mansedumbre, eso es santidad. Y sólo con estas actitudes podemos acercarnos a los pobres y a los humildes”, asegura Mons. Fernández.

También hace referencia en su carta a quienes “lloran, porque serán consolados”, y señala que “el mundo no quiere llorar, prefiere divertirse, pasarlo bien, ignorar el sufrimiento”.

“El seguimiento de Cristo nos da capacidad para afrontar las contrariedades de la vida y nos hace capaces de compartir los sufrimientos de quienes lloran, no esquivamos esa realidad, sino que la compartimos con los demás para aliviarlos en su dolor”, explica el Prelado.

Además recuerda que “dichosos cuando os odien los hombres, os excluyan y os insulten y proscriban vuestro nombre. Alegraos y saltad de gozo”.

Algo, según explica el Obispo de Córdoba, “sucede en nuestra vida y lo grandioso es que Jesús lo ha previsto y nos alienta con esta bienaventuranza”.

“Miremos al Maestro, porque es precisamente lo que ha vivido él, y es lo que él quiere darnos a vivir en nuestra vida”, asegura.

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