La doble caridad

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Aunque el pasaje de hoy no lo diga de modo explícito, éste es un Evangelio que puede invitarnos fuertemente a la vivencia de la caridad: Caridad conmigo mismo al reconocer que necesito ayuda; caridad con el prójimo al acudir en su auxilio.

Caridad conmigo mismo es sinónimo de humildad: Cuando reconozco mis límites, mis debilidades y mi «enfermedad», es un acto de respeto hacia mí mismo el buscar ayuda en quien pueda ofrecérmela, como mis familiares, amigos, ayuda médica y profesional… Sobre todo, buscar la ayuda de EL PROFESIONAL…

Caridad con el prójimo significa dejar de lado mis propias dificultades para ayudar a otro a levantarse; significa ofrecer a otros los dones que Dios me ha dado; significa dejar que los necesitados acudan a mí, tal como Jesús lo permitió a la muchedumbre…

¿Cuál de estas dos opciones toca más a mi vida hoy? ¿Dios me invita a darle la mano para que Él me ayude a levantarme? O, si ya estoy en pie, ¿me pide que la ofrezca a quien está todavía arrastrándose?

«En el Evangelio, de hecho, vemos que Jesús, en su misión terrena, revela el amor de Dios tanto con la predicación como con innumerables gestos de atención y socorro a los enfermos, a los necesitados, a los niños, a los pecadores. Jesús es nuestro Maestro, poderoso en palabras y obras. Jesús nos comunica toda la luz que ilumina las calles, a veces oscuras, de nuestra existencia; nos comunica también la fuerza necesaria para superar las dificultades, las pruebas, las tentaciones. ¡Pensemos en la gran gracia que es para nosotros haber conocido a este Dios tan poderoso y bueno! Un maestro y un amigo, que nos indica el camino y nos cuida, especialmente cuando lo necesitamos.»
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Poner especial atención a los signos de amor de Dios en este día.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Related posts

*

Top