La fe, una respuesta libre

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El creer no sólo depende de una conversión inicial, sino que es la constante aceptación de aquello que Cristo nos propone día tras día. Muchos son los que comienzan a creer cuando escuchan lo que quieren escuchar, pero son pocos los que siguen escuchando al entender que exige una respuesta personal. Cuando uno empieza a vivir la fe, se vive de la primera emoción, pero con el tiempo se irá purificando para que permanezca sólo aquello que es verdaderamente auténtico.

Creer es un constante aceptar. Aceptar cambios, cambios difíciles, pero necesarios. Aceptar lo que soy y aceptar lo que debo ser. Porque puede que creamos en Cristo, pero siempre habrá aspectos, pensamientos, actitudes que nos hacen esclavos. En el momento en el que Él los señala puede haber dos respuestas de nuestra parte: O aceptamos o ignoramos.

Si aceptamos nuestra fe, ésta se irá purificando constantemente para eliminar todo lo que, una y otra vez, nos vuelve esclavos. Por eso el creer no se reduce a simples palabras, sino que es también una actitud que refleja nuestro deseo de querer amar, creer, confiar… libremente.

Esto es en una respuesta sobrenatural que nos libera de la preocupación temporal, va más allá de la realidad humana y se llega a dar un sentido que sobrepasa toda vacilación.

Dios se nos ha entregado libremente y añora que hagamos lo mismo libremente.

«Juan, como discípulo que lo compartió todo con Jesús, sabe que el Maestro quiere conducir a todos los hombres al encuentro con el Padre. Nos enseña cómo Jesús encontró a muchas personas enfermas en el espíritu, porque estaban llenas de orgullo y enfermas en el cuerpo. A todas les dio misericordia y perdón, y a los enfermos también curación física, un signo de la vida abundante del Reino, donde se enjuga cada lágrima. Al igual que María, los discípulos están llamados a cuidar unos de otros, pero no exclusivamente. Saben que el corazón de Jesús está abierto a todos, sin excepción. Hay que proclamar el Evangelio del Reino a todos, y la caridad de los cristianos se ha de dirigir a todos los necesitados, simplemente porque son personas, hijos de Dios.»
(Mensaje de S.S. Francisco, XXVI Jornada mundial del enfermo, 2018).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Si me cuesta creer o confiar, trataré de buscar ayuda en algún guía espiritual.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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