Lo esencial de mi vida

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Jesús, Tú veías a los fariseos. Mirabas como alargaban sus ropajes, ocupaban los puestos más relevantes en las reuniones y se atribuían cualidades que no siempre correspondían con lo que verdaderamente eran. Tú les haces ver que el camino que van siguiendo con estas actitudes es un camino para llegar a una felicidad…pero de plástico. Te das cuenta, Jesús, -y quieres que tus discípulos también lo descubran- de que la felicidad verdadera no está hecha de aplausos y reflectores, sino de amor. Los fariseos alargaban sus mantos y las filacterias buscando que los demás los tuvieran por fieles…olvidando así que tu amor, Jesús, es el único que nunca falla. Ellos buscan ocupar los primeros puestos en los banquetes… no recuerdan que Tú prometes a lo largo de toda la Escritura un lugar en tu Reino para aquellos que te aman en la humildad. Se hacen llamar maestros para sentirse importantes… olvidando que para Ti, Señor, siempre han sido importantes, pero no por lo que hacen o el lugar que ocupan, sino por lo que son: tus hijos.

Algunas veces, Jesús, a mí me pasa lo mismo y también olvido que la felicidad no consiste en lo que me ponga, ni en que los demás me tengan por importante, sino en dejarme amar y amarte cada día más. No permitas que me olvide nunca de lo verdaderamente importante en mi vida: Tú.

El pecado también tiene este efecto: nos empobrece y aísla. Es una ceguera del espíritu, que impide ver lo esencial, fijar la mirada en el amor que da la vida; y lleva poco a poco a detenerse en lo superficial, hasta hacernos insensibles ante los demás y ante el bien. Cuántas tentaciones tienen la fuerza de oscurecer la vista del corazón y volverlo miope. Qué fácil y equivocado es creer que la vida depende de lo que se posee, del éxito o la admiración que se recibe.

(Homilía de S.S. Francisco, 4 de marzo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a buscar ayudar a alguien sin que se dé cuenta y sin esperar nada a cambio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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