Ni nazis ni soviéticos han conseguido apagar la fe cristiana en Letonia, destaca el Papa

El Papa Francisco mantuvo un encuentro con la comunidad católica en la Catedral de Santiago de Riga, Letonia, y destacó la resistencia de la fe cristiana de los letones frente a los intentos de los regímenes nazi y soviético por apagarla.

Ante los fieles católicos presentes en la catedral, entre los que había algunos antiguos combatientes de la II Guerra Mundial y supervivientes al nazismo y al comunismo, el Santo Padre recordó las duras pruebas a las que fue sometido el pueblo letón.

“Vosotros aquí presentes habéis sido sometidos a toda clase de pruebas: el horror de la guerra, y después la represión política, la persecución y el exilio, como bien ha descrito vuestro arzobispo”.

Sin embargo, “habéis sido constantes, habéis perseverado en la fe. Ni el régimen nazi, ni el soviético apagó la fe en vuestros corazones y, en algunos de vosotros, incluso, no os hizo desistir de entregaros a la vida sacerdotal o religiosa, a ser catequistas, y a múltiples servicios eclesiales que ponían en riesgo la vida; habéis combatido el buen combate, estáis por concluir la carrera, y habéis conservado la fe”.

El Papa se dirigió a los ancianos y reconoció que “muchas veces os veis relegados”. “Aunque suene paradójico, hoy, en nombre de la libertad, los hombres libres someten a los ancianos a la soledad, al ostracismo, a la falta de recursos, a la exclusión, y hasta a la miseria”.

En su discurso, reflexionó sobre los dos significados que el apóstol Santiago atribuía a la palabra “paciencia”: “soportar pacientemente y esperar pacientemente”.

“Os animo a que seáis también vosotros, en medio de vuestras familias y de vuestra patria, ejemplo de estas actitudes: soportar y esperar, las dos llenas de paciencia”, invitó.

De esa manera “continuaréis a construir vuestro pueblo. Vosotros, que habéis transitado muchos tiempos, sed testimonio vivo de tesón en la adversidad, pero también del don de profecía, que recuerda a las jóvenes generaciones que el cuidado y protección de los que nos antecedieron es querido y valorado por Dios, y que clama a Dios cuando es desoído”.

“Vosotros, que habéis transitado muchas épocas, no os olvidéis de que sois raíces de un pueblo, raíces de retoños jóvenes que deben florecer y dar frutos; defended esas raíces, mantenedlas vivas”, finalizó.

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