«No hay menos vocaciones a la vida religiosa, sino menos respuestas»

Por Blanca Ruiz

MADRID, 22 Abr. 15 / 10:09 am (ACI).- La Iglesia celebra el próximo domingo la Jornada de Oración Mundial por las Vocaciones y también el Día de las Vocaciones nativas. Para ponerle cara a cada una de estas realidades, la Conferencia Episcopal Española junto con Obras Misionales Pontificas ha presentado a cuatro jóvenes, dos de ellos españoles y otros dos de territorios de misión que han respondido a la vocación a la vida religiosa.

“No es que haya menos vocaciones, porque hay partes del mundo en donde hay muchísimas. Pero creo que lo que falta son respuestas a la llamada de la vocación porque hay mucho ruido y no hay forma de que te puedas hacer la pregunta y escuchar la respuesta”. Así explica Javier Cedrón la disminución de vocaciones en Europa. Y es que actualmente un tercio de las vocaciones sacerdotales en el mundo proceden de territorios de misión.

Cedrón es seminarista en Madrid y recuerda como él durante años dejó de lado su posible vocación sacerdotal, hasta que tras unos ejercicios espirituales con el movimiento de Renovación Carismática, según asegura, “no tuve más remedio que rendirme”.

La hermana Benjamine Kimala Nanga, religiosa de las misioneras combonianas nació en Chad y sintió la llamada a la vida religiosa desde muy pequeña. “Cuando tenía 7 años vi una monja por primera vez, era una Hija de la Caridad”, recuerda. Después de años siguiendo su vocación y terminar sus estudios básicos se encontró con la congregación un escrito de Daniel Comboni, fundador de los Combonianos y, según afirma pensó: “Este blanco que deja todo para morir por los africanos y yo que soy africana puedo dar mi vida al señor para servir mucho más”.

Después tuvo que de superar el rechazo de su familia a que siguiera su vocación. “Ellos no se entendían esto de consagrar la vida a Dios y no tener hijos”, asegura. “Una semana antes de que mi hermana muriera de cáncer ella me dijo: ‘Siempre me he resistido a que seas monja, pero elige el camino que quieras’. Así elegí este camino y soy muy feliz”, afirma.

Benjamine además subraya que las iglesias más jóvenes pueden aportar a Europa su “vitalidad y vivacidad en la fe”. Sobre la gran disminución de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa la hermana comboniana insiste en la importancia de la “calidad” frente al “número”. “Lo más importante no es ser monja, sacerdote o misionero, lo más importante es vivir la vocación que sea desde la fe y compartirlo con los que están a su lado”, apunta.

Por su parte, Montse Chías era profesora de educación física en Sevilla y Cádiz (España). Ahora es juniora de las esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. “Yo nací en una familia cristiana, allí me regalaron a mí y mis hermanos la fe. Pero nunca pensé en ser monja”, explica.

Recuerda cómo fue construyendo su vida “según lo que era lo habitual, según los ideales que cualquier chica de mi edad tendría. Y la vocación no entraba en mis planes. En 2005 conocí a las Esclavas del Sagrado Corazón en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia y fue mi primer contacto con la vida religiosa femenina”.

En un campo de trabajo que yo coordinaba, les estaban explicando a los jóvenes sobre cómo tomar decisiones “con todas las decisiones de mi vida tomadas, o eso creía yo. Pero el sacerdote que hablaba dijo que había que elegir entre ‘lo bueno’ y ‘lo mejor’. Entonces yo me pregunté qué era eso ‘mejor’ que Dios tenía para mí preparado”.

Según explica Montse “yo al principio tenía resistencia a la vocación, porque tenía un esquema de vida religiosa femenina que era saber cantar o tocas la guitarra y que yo no respondía a ninguna de ellas”. Pero ha explicado que responder a la vocación religiosa “no es algo heroico. La vocación la tenemos cada uno de los cristianos, hay que encontrar la vocación específica y dónde pueden hacer eso vida. Para mi es la vida religiosa pero cada uno tiene su propia vocación. Esa es la suerte y el regalo que tenemos todos”.

María Jeeva Arulandu sacerdote de la congregación Misioneros del Verbo divino recuerda que sintió la llamada a la vocación cuando era pequeño al ver a una religiosa que ayudaba en su pueblo en la India, aunque tuvo que esperar unos cinco años hasta poder entrar en la congregación. Ahora él es rector de la casa de Formación en Madrid. Según afirma, los católicos en su zona de la India son una minoría que no llega ni al 2% de la población. A pesar de la persecución que afrontan los cristianos Jeeva asegura que “la Iglesia siempre ha salido fortalecida después de periodos de persecución, como es el actual”.

 

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