Obispo pide a orar a la Virgen “en esta hora crucial de la historia de España”

MADRID, 08 Dic. 17 / 03:17 am (ACI).-

El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, recordó en su carta pastoral la estrecha relación entre la Inmaculada Concepción y España, país del que esta advocación mariana es patrona, por eso animó a dirigirse a ella especialmente “en esta hora crucial de la historia de España”.

La relación entre el dogma de la Inmaculada Concepción y España es larga. Según explica el Obispo, España “ha impulsado continuamente que esta verdad tan arraigada en la conciencia cristiana de nuestro pueblo llegara a ser definida como dogma de fe”.

Este dogma se definió el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX que definió que “la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano”.

En conmemoración a ese día y a la especial relación de este dogma con España, desde entonces el Papa visita todos los años la plaza de España de Roma y deposita un ramo de flores junto a la estatua de la Inmaculada.

“María Inmaculada es patrona de España, precisamente con este título tan atractivo y tan seductor para el alma creyente. A ella nos dirigimos en esta hora crucial de la historia de España para que nos tienda su mano materna y seamos capaces de recorrer caminos de paz y de concordia entre todos los pueblos de España”.

Mons. Fernández explicó que el saludo cristiano: “Ave María purísima, sin pecado concebida” es una jaculatoria que se utiliza en España en diversas ocasiones como al iniciar la confesión sacramental, al entrar en una casa o al comenzar una obra buena y que recuerda el saludo del ángel a María.

“Pertenece a la entraña del pueblo cristiano esta devoción mariana, que evoca el saludo del ángel a María y recuerda que ella es la Purísima, llena de gracia y concebida sin pecado original”, apuntó el Obispo.

Según explicó, la fiesta de la Inmaculada Concepción se sitúa al inicio del Año litúrgico “como aurora que anuncia la llegada del sol” porque “la redención de Cristo ha comenzado por María” y subraya que la Virgen María es también la primera destinataria de esa redención “porque viene a traer su Hijo Jesucristo, nuestro Señor y Redentor”.

“En ella nos miramos como en un espejo para contemplar lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros”, aseguró y precisó que “del abrazo amoroso de sus padres Joaquín y Ana” se concibió la Virgen María, un fruto “singular, pues Dios eligió a María para que fuera en su momento la madre del Redentor”.

Esa elección por parte de Dios hizo que estuviera libre de todo pecado “incluso del pecado original, que todos contraemos al nacer” y la llenó de gracia.

“Lo que a todos nos viene dado como perdón, a ella le viene dado anticipadamente como prevención en virtud de los méritos de Cristo. De manera que nunca tuvo la más mínima sombra de pecado, y en ella todo fue luz de gracia desde el primer momento. Por eso, la llamamos la Purísima”, apunta el Obispo de Córdoba.

Como preparación de la Navidad, en este tiempo de Adviento, el Prelado anima a preparar el corazón para acoger el misterio que nos desborda. Dios se acerca a nosotros en este Niño indefenso en los brazo de su Madre Santísima. Nos acercamos a Él con el deseo de acogerlo en nuestro corazón”.

Además recordó que el Adviento es un tiempo en que el Señor sale la encuentro en cada hombre, en cada acontecimiento, especialmente a aquellas personas “que sufren la injusticia, en los pobres y desheredados de la tierra, que reclaman nuestra atención”

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