Preparar creyendo

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Zacarías, el padre de San Juan Bautista, es una de las figuras más representativas del Adviento. Muchas veces el Señor nos habla en lo profundo del ser y nosotros pensamos que no somos dignos de recibirle, entonces no creemos en las gracias del Señor y pensamos que somos un caso perdido. Esto sucede cuando falta la confesión, nos alejamos de la comunión, y poco a poco nos vamos deformando y haciéndonos insensibles al pecado, nos quedamos mudos como Zacarías…

Señor, abre mis ojos, hazme comprender que no es demasiado tarde para que tu gracia actúe en mí. Que sea tu gracia, Señor, la que me permita anunciar la llegada de tu Hijo con mi vida. Gracias por escuchar mi oración.

Ante el anuncio del nacimiento de un hijo, Zacarías se quedó incrédulo, porque las leyes naturales no lo consentían, eran viejos: eran ancianos; como consecuencia el Señor lo dejó mudo durante todo el tiempo de la gestación. Es una señal. Pero Dios no depende de nuestras lógicas y de nuestras limitadas capacidades humanas. Es necesario aprender a fiarse y a callar frente al misterio de Dios y a contemplar en humildad y silencio su obra, que se revela en la historia y que tantas veces supera nuestra imaginación.
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de junio de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré un momento de oración en la Iglesia y le agradeceré a Dios por la gracia de su perdón y, si no me he confesado últimamente, buscaré hacerlo con un buen examen de conciencia.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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