¿Quién es mi prójimo?

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hace algunos años estaba haciendo un taller de oración, cuando nos explicaron la oración de intercesión nos dieron una tarea: orar a Dios durante una semana por una persona con la cual tuviéramos un problema. No tenía en ese momento un problema con alguien en particular, por lo tanto decidí rezar por alguien que no conocía, pero que con sólo escuchar su nombre me daba rabia. Allí estaba yo, orando por él, ofreciendo mi misa y mi rosario por su salud y bienestar. Me costó mucho, me costó hasta que terminó la semana pero lo logré. ¿Por qué? Porque era alguien que me necesitaba porque yo soy su prójimo.

El letrado le preguntó a Jesús:¿Quién es mi prójimo? Y la repuesta de Jesús es sencilla pero bastante interesante. Le responde por medio de la parábola del buen samaritano en donde lo importante no es saber quién es mi prójimo sino hacerme prójimo. El verdadero cristiano se hace prójimo de todos porque ama estar cercano a los demás: ama llevar el amor de Dios a todos. El cristiano siempre transmite la misericordia de Dios a todos, sin importar quienes sean, sin importar que cueste.

El sacerdote y el levita en la parábola pasaron por un lado del hombre mal herido porque no era nadie para ellos. Así nosotros nos encontraremos en la vida con personas que no pueden caminar por problemas materiales o espirituales, que pueden ser completos desconocidos o peor aun, personas a las que conservamos un odio pero ¿de quién soy prójimo? ¿Acaso soy prójimo de las personas que me agradan? Empecemos a cargar a todos, empecemos a llevar la misericordia de Dios a todas las personas.

Animémonos a superar la tentación de absolutizar determinados paradigmas culturales y dejarnos absorber por intereses personales. Ayudemos a los hombres de buena voluntad a dar mayor relieve a situaciones y acontecimientos que afectan a una parte importante de la humanidad, pero que ocupan un lugar muy marginal en el ámbito de la información a gran escala. No podemos desinteresarnos, y es preocupante cuando algunos cristianos se muestran indiferentes frente al necesitado. Más triste aún es la convicción de quienes consideran los propios bienes como signo de predilección divina, en vez de una llamada a servir con responsabilidad a la familia humana y a custodiar la creación. El Señor, Buen Samaritano de la humanidad, nos interpelará sobre el amor al prójimo, cualquiera que sea. Preguntémonos entonces: ¿Qué podemos hacer juntos? Si es posible hacer un servicio, ¿por qué no proyectarlo y realizarlo juntos, comenzando por experimentar una fraternidad más intensa en el ejercicio de la caridad concreta?
(Discurso de S.S. Francisco, 21 de junio de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy encomendaré a una persona con la cual tengo un problema o le guardo rencor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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