¿Rostro o careta?

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Las palabras de nuestro Señor podrían ser una propuesta para presentar un examen, una evaluación todavía más difícil que la de matemáticas… Se trata de examinarnos a nosotros mismos. En concreto, debemos preguntarnos: ¿Vivo de cara a Dios con mi propio rostro, o intento engañar a los hombres con máscaras y caretas?

Vivir con una careta sería imitar a los fariseos… Se trata de centrarse sólo en las cosas que se ven al exterior, que llaman la atención, que puede provocar los aplausos, las ovaciones, la buena y, quizá, falsa imagen de mí mismo ante los otros. Básicamente, equivale a pasar por alto la presencia de Dios, que todo lo ve, y vivir como si yo fuese el centro del universo.

Vivir con tu rostro, es vivir de verdad. Sucede cuando decido quitarme todas las máscaras de vanagloria, de supuesta rectitud de las normas, de formalismos exagerados y de mentiras tras mentiras. En fin, vivir con tu rostro es decirle no a la hipocresía y dar espacio al verdadero centro de toda la existencia: Cristo.

«Jesús de hecho quiere sacudir a los escribas y los fariseos del error en el que han caído, ¿y cuál es este error? El de alterar la voluntad de Dios, descuidando sus mandamientos para cumplir las tradiciones humanas. La reacción de Jesús es severa porque es mucho lo que hay en juego: se trata de la verdad de la relación entre el hombre y Dios, de la autenticidad de la vida religiosa. El hipócrita es un mentiroso, no es auténtico. También hoy el Señor nos invita a huir del peligro de dar más importancia a la forma que a la sustancia. Nos llama a reconocer, siempre de nuevo, eso que es el verdadero centro de la experiencia de fe, es decir el amor de Dios y el amor del prójimo, purificándola de la hipocresía del legalismo y del ritualismo.»
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Poner especial atención a los signos de amor de Dios en este día.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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