Por: n/a | Fuente: Religión en Libertad Herido por el pecado original, el hombre se enfrenta cotidianamente a tres enemigos: el demonio, el mundo y la carne. Y tras la «crítica» decisión de seguir a Cristo, en seguida se descubre que la vida cristiana se parece mucho al deporte: para perfeccionar el juego hay que entrenar…