Un joven acudió una vez a un anciano y le pidió que orara por él: – “Me doy cuenta que estoy cayendo continuamente en la impaciencia, ¿podría orar por mí para que pueda ser más paciente?”. El anciano accedió. Se arrodillaron, y el hombre de Dios comenzó a orar: – “Señor, mándale tribulaciones a este…