Tu fe te ha salvado

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy, Jesús, veo el caso de la pecadora que te lava los pies con sus lágrimas y el fariseo que juzga este gesto. Tus palabras para con el fariseo me parecen duras… y, sin embargo, detrás de esa aparente dureza, se esconde un profundo amor y una ternura incalculables.

Le haces ver a Simón, que esa mujer te ama muchísimo, pero no se lo dices para echarle en cara su actitud, como un juez inmisericorde. No. Le haces ver que Tú perdonas mucho a quien mucho ama, y sabes que, tanto Simón como la pecadora, tienen mucho de qué ser perdonados.

Es una invitación implícita a amarte más, a no tener miedo de abrirte la puertas del corazón de par en par, para dejarte entrar y permitir, así, sanar los corazones. No importa si es la soberbia, la lujuria o el egoísmo. Al final, lo único que cuenta es el amor y la confianza con la que nos acercamos a Ti.

Quizá pueda ser difícil de creer, pero amas infinitamente tanto a la pecadora como a Simón. Las puertas de tu perdón no están cerradas para nadie… tampoco para mí.

Sabes que muchas veces he tenido caídas y errores humillantes que me han hecho sufrir y que incluso he llegado a habituarme a ellos pensando en que, o no tengo solución, o que no la necesito. ¡Y sin embargo tu amor jamás me ha dejado solo! Me haces ver que si me acerco con confianza a Ti, estás dispuesto a perdonarme no mucho o poco, ¡sino TODO!

Gracias, Jesús, por jamás cansarte de perdonarme. Ayúdame a nunca cansarme de pedir perdón y a saber que siempre, pase lo que pase, tendrás un lugar para mí en tu corazón.

La mujer pecadora es juzgada y marginada, mientras Jesús la acoge y la defiende: «Porque tiene mucho amor». Es esta la conclusión de Jesús, atento al sufrimiento y al llanto de aquella persona. Su ternura es signo del amor que Dios reserva para los que sufren y son excluidos. No existe sólo el sufrimiento físico; hoy, una de las patologías más frecuentes son las que afectan al espíritu. Es un sufrimiento que afecta al ánimo y hace que esté triste porque está privado de amor.
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy intentaré responder con generosidad a todas las llamadas que Jesús me haga.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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