Ayúdame a ser un verdadero hijo y discípulo

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cristo nos está diciendo que no es suficiente decir “¡Señor, Señor!” para entrar en el Reino de los cielos, sino que es necesario hacer la voluntad del Padre celestial. ¿Qué significa esto? ¿Cómo podemos hacer la voluntad del Padre? Lo primero que debemos hacer es reconocernos hijos amados del Padre. Este es un aspecto fundamental de nuestra identidad, ¡somos hijos de Dios! Cristo, que es nuestro ejemplo a seguir, tenía muy clara su identidad. Él sabía muy bien que él era el Hijo de Dios y que como Hijo tenía una misión que su mismo Padre le había encomendado. Su misión se encontraba en su identidad, pues un hijo ve y aprende lo que hace su padre, lo tiene como ejemplo y luego actúa según lo que ha aprendido de él. Jesús dice “os he enseñado lo que he aprendido de mi Padre” (Jn 8, 21-30).

Como Cristo, nosotros también encontramos nuestra misión en nuestra identidad. Muchas veces nos olvidamos de esta relación filial que tenemos desde el bautismo. Somos hijos de Dios y su voluntad, la voluntad de aquel Padre que nos ama es que seamos sus hijos, que aprendamos de él. Nuestro Padre quiere que escuchemos su palabra y que la pongamos en práctica, porque sólo así es como vamos a poder ser hijos felices que construyen su casa sobre roca firme, y aunque pasen mil calamidades la casa se mantendrá firme. Pidámosle al mismo Cristo, a Jesús, que nos ayude y digámosle en primera persona: Señor, te pido que me ayudes a conocer quién soy. Dame por favor la gracia de darme cuenta que soy un hijo amado del Padre y que su voluntad es hacerme feliz. Dame también la gracia de poder conocerte más y de abrirte mi corazón de par en par para escuchar tu palabra y ponerla en práctica. Así sea.

«El decir es un modo de creer, pero muy superficial, a mitad de camino: yo digo que soy cristiano pero no hago las cosas del cristiano. Es un poco – por decirlo sencillamente – como caracterizarse como cristiano: decir sólo es un truco, decir sin hacer. La propuesta de Jesús es lo concreto, siempre concreto. Cuando alguien se acercaba y pedía un consejo, siempre cosas concretas. Las obras de misericordia son concretas. Es Él, la fuerza. Pero tantas veces, quien confía en el Señor no sobresale, no tiene éxito, está escondido… pero firme. No tiene puesta su esperanza en el decir, en la vanidad, en el orgullo, en los poderes efímeros de la vida… El Señor, es la roca. Lo concreto de la vida cristiana nos hace ir adelante y construir sobre esa roca que es Dios, que es Jesús; sobre lo sólido de la divinidad. No sobre las apariencias y sobre la vanidad, el orgullo, las recomendaciones… No. La verdad».
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de diciembre de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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