El Papa Francisco pide mejores condiciones para los que trabajan en el mar

El Papa Francisco se reunió esta mañana con los participantes del quinto Congreso Mundial de Stella Maris, a quienes agradeció “su testimonio de fe y los innumerables actos de bondad y caridad”.

Ante los presentes, recordó la labor de “tantos capellanes y voluntarios a lo largo del siglo pasado y a quienes trabajan en nuestros mares y vías navegables en beneficio de todos nosotros”.

“De hecho, desde sus pequeños y humildes comienzos, Stella Maris se ha convertido en la amplia organización que vemos hoy, proporcionando asistencia espiritual, psicológica y material, en los barcos y en tierra, a miríadas de marinos y personal marítimo de diversas nacionalidades y tradiciones religiosas”, señaló a continuación.

El Pontífice explicó también que “la creación, nuestra casa común, se compone de una vasta extensión de agua, que es esencial para la vida y el comercio, por no hablar del turismo”.

“No debe sorprender, por tanto, que alrededor del noventa por ciento de las mercancías del mundo se transporten en barcos, lo que es posible gracias al trabajo diario de más de un millón y medio de personas, muchas de las cuales están alejadas durante meses del apoyo de sus familias y de sus comunidades sociales y religiosas”, añadió.

En esta línea, lamentó que, a pesar de los avances tecnológicos, “muchos trabajadores marítimos están sometidos no sólo a los retos antes mencionados, asociados a la separación de sus países de origen, sino que también siguen sufriendo una serie de condiciones de trabajo injustas y otras privaciones, agravadas sobre todo por los efectos del cambio climático”.

“Además, los daños al medio ambiente marino, como a otros, afectan de manera desproporcionada a los más pobres y vulnerables de nuestros hermanos y hermanas, cuyos medios de vida están incluso amenazados de extinción”, dijo el Papa Francisco.

“Confío, pues -continuó el Pontífice-, que Stella Maris nunca dejará de llamar la atención sobre los problemas que privan a muchos de la comunidad marítima de la dignidad humana que Dios les ha dado”.

Por último, confió “a los capellanes, a los voluntarios y a todos los asociados a Stella Maris a la amorosa protección de Nuestra Señora Estrella del Mar” e impartió su bendición “como prenda de fortaleza, alegría y paz en Cristo el Señor”.

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