El Papa pide que no decaigan los ánimos en Irak y se curen las heridas de la guerra

VATICANO, 05 Oct. 17 / 05:59 am (ACI).-

La Iglesia Caldea celebra estos días su Sínodo, y el Papa Francisco los recibió en el Vaticano, junto al Patriarca Louis Raphaël Sako, para animarlos a continuar en el proceso de reconstrucción espiritual y material del país.

El Pontífice aprovechó para “saludar, a través vuestro, a los fieles de la amada tierra iraquí, duramente probados, compartiendo la esperanza por las noticias recientes que hablan de un regreso de la vida y de la actividad en regiones y ciudades hasta ahora sometidas a dolorosa y violenta opresión”.

“Que la misericordia de Dios pueda –continuó– sanar las heridas de la guerra que plagan el corazón de vuestras comunidades, para que puedan finalmente recuperarse”.

Pero también se mostró consciente de que “ha terminado una página trágica para algunas regiones de vuestro país”, “todavía queda mucho por hacer”.

Por ello, Francisco los animó a continuar “favoreciendo el diálogo y la colaboración entre todos los actores de la vida pública, para contribuir a facilitar el regreso de los desplazados y resanar las divisiones y las contraposiciones entre hermanos”.

Sobre la situación actual de Irak, el Papa manifestó que “hay necesidad de un proceso de reconciliación nacional y de un esfuerzo conjunto de todos los componentes de la sociedad, para alcanzar soluciones compartidas por el bien de todo el país”.

A su vez deseó que “no vayan a menos los ánimos, la esperanza y los trabajos” en este sentido.

Francisco dio contexto a este país que “desde la antigüedad, evangelizada según el apóstol Tomás, apareció al mundo como tierra civilizada, tierra de encuentro y de diálogo”.

“Es de gran importancia que los cristianos, pastores, fieles, fuertes de tales raíces, sean unidas en promover relaciones respetuosas y diálogos interreligiosos entre todos los componentes del país”.

Por otro lado, dio algunas indicaciones al respecto de la propia Iglesia: “frente al declive de las vocaciones”, “debemos evitar acoger en los seminarios a personas no llamadas por el Señor”. “Se deben examinar bien las vocaciones de los jóvenes y verificar la autenticidad”.

Por último, les instó a “hacer todo lo posible para que los deseos del Concilio Vaticano I encuentren realización”.

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