Esta es la hermosa oración que San Gabriel de la Dolorosa compuso a la Virgen

El 27 de febrero, la Iglesia universal celebra a San Gabriel de la Dolorosa (1838-1862), patrono de la juventud italiana y quien compuso una hermosa oración a la Virgen María en forma de “profesión de fe”.

En un artículo publicado por la revista Alpha Omega, de la Facultad de Filosofía y Teología del Ateneo Pontificio “Regina Apostolorum”, el sacerdote pasionista Antonio María Artola reflexionó sobre una particular oración de este extraordinario santo italiano.

El autor relata que en 1896 el P. Germán de San Estanislao, también sacerdote pasionista, había publicado la primera edición de los “Escritos de San Gabriel de la Dolorosa”, que contenía esta preciosa proclamación mariana. Curiosamente, había desaparecido, tras la muerte del santo ya que alguien se lo llevó como reliquia, pero fue devuelto más adelante.

En las notas a pie de página también se indica que, durante el proceso de canonización, el director espiritual de San Gabriel, el P. Norberto de Santa María, testificó que el joven había compuesto este escrito y que lo llevaba colgado al cuello. 

El P. Norberto añadió que el santo le había pedido copiar la oración con su propia sangre. Pero el director espiritual se negó rotundamente y, de esta manera, sólo le quedó hacerlo con tinta.

Para muchos este texto, que no tiene título, pero al que se le conoce como “Credo de María”, es una de las más hermosas oraciones de alabanza que San Gabriel compuso en honor a la Madre de Dios.

Por ser una oración extensa, presentamos a continuación sólo un extracto con los más significativos párrafos.

Creo que la dignidad de ser Madre de Dios es, en su género, infinita. Y que tu estado fue el sumo que puede darse en una pura criatura. Y confieso con S. Buenaventura que ser Madre de Dios es la máxima gracia concedible a una pura criatura: es la más grande [gracia] que Dios puede otorgar. Dios puede hacer un mundo mayor, un cielo más espacioso; pero no puede hacer nada mayor que [ser] la Madre de Dios. Creo que lo próximo a ser Dios, es ser la Madre de Dios.

Creo que Dios te ha dotado, en grado sumo, de todas las gracias y dones generales y particulares concedidos a todas las criaturas.

Creo que tu grandeza es superior a la de todos los Santos y Ángeles. Creo que por ti ha sido hecho todo el universo; y que por tu disposición se mantiene el mundo, al que también tú fundaste, desde el principio, con Dios. Y que por tu amor no destruyó Dios al hombre después del pecado.

Te diré con S. Agustín: tu fe abrió el cielo cuando asentiste al ángel anunciador. Creo, con Suárez, que tuviste más fe que todos los hombres y ángeles juntos; y que cuando los discípulos dudaban, tú no dudaste. Te llamaré, con S. Cirilo: cetro de la fe ortodoxa.

Creo que amaste tanto al prójimo que no ha habido ni habrá nadie que lo haya amado tanto; por lo que no hay en el mundo criatura que [se te pueda igualar] … Y que si se unieran el amor que todas las madres tienen a sus hijos, todos los esposos a sus esposas y todos los santos y ángeles a sus devotos, no alcanzan al amor que tú tienes a una sola alma; y que el amor que todas las madres han sentido por sus hijos es una sombra comparado con el amor que nos tienes a cada uno de nosotros.

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