Esto pidió el Papa a quienes realizan el ministerio que «más guarda en el corazón”

El Papa Francisco mantuvo un encuentro con los más de 400 Misioneros de la Divina Misericordia y aseguró que se trata del “ministerio que más tengo en el corazón: ser instrumento eficaz de la misericordia de Dios”.

Durante el encuentro, el Papa apuntó que cada año aumenta el número de los misioneros de la Divina Misericordia, algo que le produce “alegría, porque significa que vuestra presencia en las Iglesias particulares es considerada importante y relevante”.

“Espero, por lo tanto, que podáis crecer aún más y por eso me dirijo a los Obispos mi deseo de que puedan encontrar sacerdotes santos, misericordiosos, prontos al perdón para convertirse de manera completa en misioneros de la misericordia”, aseguró.

Los misioneros de la misericordia se encuentran en Roma participando en su tercer encuentro mundial que se celebra bajo el lema: «Misionero de la misericordia: Signo de acogida».

Tras un breve repaso de encuentros anteriores con los Misioneros de la Misericordia, el Papa propuso una reflexión sobre la figura bíblica de Ruth, la mujer pobre y de origen modesto que queda viuda muy joven y que vive en un país extranjero que la considera una intrusa e indigna de solidaridad.

Rut se une a su suegra, Noemi, que también había quedado viuda. Las dos mujeres se ponen en camino hacia Belén y las jornadas pasan entre la incertidumbre y la precariedad.

“Rut no es hija de Abraham según la sangre pero su fidelidad y generosidad le permiten entrar con todos los derechos en el pueblo de Israel. Dios no abandona a quien se fía de Él sino que le va al encuentro con un amor que satisface completamente cualquier deseo”, apuntó.

En el discurso el Papa aseguró que la figura de Rut es un “ícono de cómo se pueden superar tantas formas de exclusión y de marginación que se anidan en nuestros comportamientos”.

Y explicó que las pocas páginas de las que se compone el libro de Rut muestran “la fe en el amor de Dios que a todos sale al encuentro”.

“Se revela que Dios conoce la belleza interior de las personas también si no tienen la fe del pueblo elegido, está atento a sus sentimientos, sobre todo a la fidelidad, a la lealtad, a la generosidad y a la esperanza que alberga en el corazón de las personas cuando son sometidas a pruebas”, aseguró.

También recordó que precisamente en el libro de Rut “Dios no habla nunca. Se le nombra tantas veces, los personajes se refieren a Él, pero Él permanece en silencio. Pero descubrimos que Dios se comunica precisamente a través de Rut, Porque cada gesto de bondad hacia Noemí, que se consideraba una “amargada por Dios”, se convierte en un signo tangible de la cercanía y de la bondad del Señor”.

Por eso invitó a los Misioneros de la Misericordia y a este ministerio “dar voz a Dios y mostrar su rostro de misericordia. No olvidamos nunca que Él no actúa en la cotidianidad de las personas mediante actos impresionantes, sino de manera silenciosa, discreta, simple, como manifestarse a través de la personas que se convierten en sacramento de su presencia”.

También pidió mantener lejos “cualquier forma de juicio y de anteponer siempre la voluntad de comprender a la persona que está delante”  y mirar “el corazón de la persona, donde se esconde el deseo, la nostalgia de querer volver a la casa del Padre”.

Y les exhortó a “tener siempre a mano la manta de la misericordia para envolver con su calor a los que se acercan a nosotros para ser perdonados; ofrecer consolación a cuantos están tristes y solos: ser generosos como Rut porque sólo así el Señor nos reconocerá como sus ministros fieles”.

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