¿Estoy dispuesto a empezar a caminar?

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

¿Por qué voy a la Iglesia? ¿Qué es lo que busco? En este pasaje del Evangelio vemos el deseo de las multitudes, ellos no buscan milagros, obras extraordinarias, buscan a Jesús pues es Él quien puede saciar su hambre. Recorren muchos kilómetros con tal de encontrarlo, pasan la noche al descampado, van de un lado a otro y al final lo encuentran.

El hombre busca la plenitud, la propia realización, busca la felicidad. Para alcanzarla recorre muchos caminos, hacen grandes sacrificios, pero quien busca, encuentra y quien persevera, alcanza. A veces, se puede equivocar de camino o buscar la felicidad en lugares donde jamás la encontraremos, pero no importan las muchas veces que nos equivoquemos, porque al final, si seguimos, podremos alcanzar lo que tanto hemos anhelado.

El hombre es un peregrino. En los peregrinajes podemos encontrarnos con lugares hermosos, personas excelentes, días tranquilos o también con días lluviosos, lugares solitarios o personas desagradables. Hay días buenos y días que no los son. Hay días en los que tenemos todos los ánimos y días que no queremos mover un pie. Pero hay que seguir caminando, no podemos quedarnos anclados, hay que ver hacia adelante y ponerlo todo.

La vida del cristiano está motivada por el deseo de encontrarse con Jesús; es Él la última esperanza y el deseo de nuestro corazón. Por eso no importa cuánto haya que caminar o sufrir porque hay una meta y una esperanza. Jesús lo es todo; la razón de nuestro existir.

«Que no falte sereno valor de confesar que es necesario buscar no «el alimento que perece, sino el que perdura para la vida eterna. No apacentarse a sí mismos, sino saber retroceder, abajarse, descentrarse, para alimentar con Cristo a la familia de Dios. Vigilar sin descanso, elevándose para abarcar con la mirada de Dios a la grey que sólo a él pertenece. Elevarse hasta la altura de la Cruz de su Hijo, el único punto de vista que abre al pastor el corazón de su rebaño».
(Discurso de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a detenerme un momento en una iglesia o parroquia para recordar qué es lo más importante en mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

*

Top