Feria

16 de agosto de 2018

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Color: Verde

Santos:

  • San Esteban de Hungría
  • San Roque

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Ezequiel 12:1-2
    1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
    2 Hijo de hombre, tú vives en medio de la casa de rebeldía: tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, porque son una casa de rebeldía.

  • Salmo responsorial

    Salmo 78:56-59, 61-62
    56 Pero ellos le tentaron, se rebelaron contra el Dios Altísimo, se negaron a guardar sus dictámenes,
    57 se extraviaron, infieles, lo mismo que sus padres, se torcieron igual que un arco indócil:
    58 le irritaron con sus altos, con sus ídolos excitaron sus celos.
    59 Dios lo oyó y se enfureció, desechó totalmente a Israel;
    61 Mandó su fuerza al cautiverio, a manos del adversario su esplendor;
    62 entregó su pueblo a la espada, contra su heredad se enfureció.

  • Evangelio

    Mateo 18:21–19:1
    21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
    22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
    23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
    24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.
    25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
    26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: «Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.»
    27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
    28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: «Paga lo que debes.»
    29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: «Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.»
    30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
    31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
    32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: «Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
    33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?»
    34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
    35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
    1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

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