La casa de Dios

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Mi mamá creó una mesa en mi casa con fotografías de la familia.Colocó a sus hijos, se colocó ella con mi papá y finalmente a mi abuela. Al terminar ella pensaba que algo no estaba bien o que algo faltaba, mi hermano llegó y le solucionó el problema, faltaba mi foto. Mi mamá, apenada y adolorida,fue y colocó una fotografía mía en el centro de la mesa.

Hacía algunos años que no visitaba a mi mamá, y mi ausencia física la engañó, al grado de olvidar colocar mi foto en la nueva mesa familiar; pero su amor de madre le decía que algo estaba mal, que algo faltaba. Este amor es lo que representa la casa de Dios, más que una cosa física es un hogar donde Dios nos ama y nos protege. Y así como un hijo jamás se va de su hogar, del amor de la familia, un cristiano jamás se va de la casa de Dios, del amor del Padre.

Pero todos nosotros sabemos que hay familias con problemas, donde el padre jamás se ha portado como uno o donde el hijo solamente es un huésped, no un verdadero hijo. Dios, en cambio, es un verdadero padre amoroso y fiel. Nosotros, en algunas ocasiones, no nos comportamos como verdaderos cristianos; algunas veces queremos irnos de la casa de Dios. Pero sabemos que nuestra felicidad está en que nuestra fotografía esté en la mesa, que nunca nos vayamos del hogar familiar, que siempre estemos en el corazón de Dios.

Un hijo de verdad respeta a sus padres porque los ama. Un cristiano de verdad se comporta como hijo de Dios cuando sólo desea hacer la voluntad de Dios; le obedece porque sabe que Dios sólo desea lo mejor para él y basa todo en el amor que existe entre Dios y él, entre el Padre y el hijo. Un hijo siempre confía en su papá porque sabe que lo ama y ésta debe ser la confianza que debemos darle al amor que Dios nos tiene, una confianza de hijo que se sabe amado.

Un verdadero hijo de Dios es completamente feliz porque es consciente del amor de Dios, y es libre porque el pecado no es el camino que desea tomar. Pero, algunas veces, por debilidad me voy de la casa, pero jamás me voy del hogar, jamás me voy de la casa de Dios, quien jamás deja de amarme. Por ser su hijo, mi fotografía estará en la mesa familiar, por ser cristiano habitaré por siempre en el corazón de Dios.

Para consolidar nuestra relación de pertenencia al Señor Jesús, el Espíritu nos hace entrar en una nueva dinámica de fraternidad. Por medio del Hermano universal, Jesús, podemos relacionarnos con los demás de un modo nuevo, no como huérfanos, sino como hijos del mismo Padre bueno y misericordioso. Y esto hace que todo cambie. Podemos mirarnos como hermanos, y nuestras diferencias harán que se multiplique la alegría y la admiración de pertenecer a esta única paternidad y fraternidad.
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de mayo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Descubrir los detalles del amor paternal de Dios en mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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