Lecturas del Jueves Santa Catalina de Siena, Virgen, Doctora de la Iglesia

Lecturas del día:

Primera opción


    • Primera lectura

      Hechos 13:13-25
      13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén,
      14 mientras que ellos, partiendo de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
      15 Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.»
      16 Pablo se levantó, hizo señal con la mano y dijo: «Israelitas y cuantos teméis a Dios, escuchad:
      17 El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo durante su destierro en la tierra de Egipto y los sacó con su brazo extendido.
      18 Y durante unos cuarenta años los rodeó de cuidados en el desierto;
      19 después, habiendo exterminado siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su tierra,
      20 por unos 450 años. Después de esto les dio jueces hasta el profeta Samuel.
      21 Luego pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años.
      22 Depuso a éste y les suscitó por rey a David, de quien precisamente dio este testimonio: He encontrado a David, el hijo de Jesé, un hombre según mi corazón, que realizará todo lo que yo quiera.
      23 De la descendencia de éste, Dios, según la Promesa, ha suscitado para Israel un Salvador, Jesús.
      24 Juan predicó como precursor, ante su venida, un bautismo de conversión a todo el pueblo de Israel.
      25 Al final de su carrera, Juan decía: «Yo no soy el que vosotros os pensáis, sino mirad que viene detrás de mí aquel a quien no soy digno de desatar las sandalias de los pies.»


    • Salmo responsorial

      Salmo 89:2-3, 21-22, 25, 27
      2 El amor de Yahveh por siempre cantaré, de edad en edad anunciará mi boca tu lealtad.
      3 Pues tú dijiste: «Cimentado está el amor por siempre, asentada en los cielos mi lealtad.
      21 «He encontrado a David mi servidor, con mi óleo santo le he ungido;
      22 mi mano será firme para él, y mi brazo le hará fuerte.
      25 «Mi lealtad y mi amor irán con él, por mi nombre se exaltará su frente;
      27 «El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación!


    • Evangelio

      Juan 13:16-20
      16 «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía.
      17 «Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís.
      18 No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: El que come mi pan ha alzado contra mí su talón.
      19 «Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy.
      20 En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.»

    • Palabra del Señor 

Segunda opción


  • Primera lectura

    I Juan 1:5–2:2
    5 Y este es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos: Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna.
    6 Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad.
    7 Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
    8 Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros.
    9 Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.
    10 Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros.
    1 Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
    2 El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.


  • Salmo responsorial

    Salmo 103:1-4, 8-9, 13-14, 17-18
    1 De David. Bendice a Yahveh, alma mía, del fondo de mi ser, su santo nombre,
    2 bendice a Yahveh, alma mía, no olvides sus muchos beneficios.
    3 El, que todas tus culpas perdona, que cura todas tus dolencias,
    4 rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura,
    8 Clemente y compasivo es Yahveh, tardo a la cólera y lleno de amor;
    9 no se querella eternamente ni para siempre guarda su rencor;
    13 Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Yahveh para quienes le temen;
    14 que él sabe de qué estamos plasmados, se acuerda de que somos polvo.
    17 Mas el amor de Yahveh desde siempre hasta siempre para los que le temen, y su justicia para los hijos de sus hijos,
    18 para aquellos que guardan su alianza, y se acuerdan de cumplir sus mandatos.


  • Evangelio

    Mateo 11:25-30
    25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
    26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
    27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
    28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
    29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
    30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

  • Palabra del Señor 

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