Lunes de Semana Santa

26 de marzo de 2018

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Santos:

  • San Cástulo, Mártir
  • San Ludgero

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Isaías 42:1-7
    1 He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones.
    2 No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz.
    3 Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará. Lealmente hará justicia;
    4 no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas.
    5 Así dice el Dios Yahveh, el que crea los cielos y los extiende, el que hace firme la tierra y lo que en ella brota, el que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan.
    6 Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes,
    7 para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas.

  • Salmo responsorial

    Salmo 27:1-3, 13-14
    1 Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar?
    2 Cuando se acercan contra mí los malhechores a devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y sucumben.
    3 Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro en ella.
    13 ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivos!
    14 Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en Yahveh.

  • Evangelio

    Juan 12:1-11
    1 Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.
    2 Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
    3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume.
    4 Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar:
    5 «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?»
    6 Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella.
    7 Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura.
    8 Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis.»
    9 Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
    10 Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro,
    11 porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

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