Mi verdadero tesoro

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy, Jesús, me dices que mi vida no depende de las riquezas y que la codicia no es la solución a mis problemas. En el fondo, Jesús, el problema con el dinero es que me hace poner mi confianza en las cosas que no pueden llenarme. Hoy me hablas del dinero, pero lo mismo me dices sobre el placer desmedido, sobre la soberbia, sobre la confianza desmedida en mí mismo… todas estas cosas me prometen colmar mi vida a precio de que te abandone a ti. Muchas son las voces que me invitan a ya no trabajar por tu Reino.

Me dicen que es una tontería, que nada puede cambiar, que no desperdicie mi vida con algo tan iluso, que es muy difícil, que no vale la pena… ¡ayúdame a confiar en ti, amado Jesús ! Creo que, aunque parezca que no vale la pena trabajar por ti y por tu Reino en esta vida, en la otra, la recompensa será la mayor que nunca podría siquiera imaginar: Tú mismo.

No permitas, Jesús, que me deje seducir por el resplandor de las monedas cuando Tú eres el mayor tesoro.

«El dinero es importante, sobre todo cuando no hay y de eso depende la comida, la escuela, el futuro de los hijos. Pero se convierte en ídolo cuando se convierte en el fin. La avaricia, que no es por casualidad un pecado capital, es pecado de idolatría porque la acumulación de dinero en sí se convierte en el fin del propio actuar».
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de febrero de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré poner mi verdadero tesoro en Dios, dedicando un momento extra a la oración.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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