Reflexiones para Semana Santa (4)

Por: P. Crispin Hernández Mateos | Fuente: Alforjas de Pastoral 

La Muerte de Jesús

1. LECTURA del texto bíblico ¿Qué dice el texto? Jn. 19, 25-34

«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: » Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado – porque aquel sábado era muy solemne – rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua». Jn. 19,25-34

+ Que Jesús entrega al discípulo amado a su propia Madre y viceversa
+ Que las últimas palabras de Jesús fueron: «tengo sed» y «todo está cumplido».
+ Que Jesús, inclinando la cabeza, entregó el espíritu, es decir, murió.
+ Que los soldados le atravesaron el costado con una lanza y le salió sangre y agua.

2. EXPLICACIÓN del texto bíblico ¿Qué les dijo a sus primeros destinatarios? Mensaje

Jesús quiere que su obra redentora continúe a través de su Iglesia representada por el Apóstol amado y María, su Madre. Estar junto a la Cruz de Jesús es, para María y Juan, un acto de compasión, es decir, padecer junto a Él, correr con la misma suerte; sólo que Dios tenía otros planes para ellos. El hecho de acoger a una persona en su propia casa es un signo de comunión, de solidaridad y fraternidad con Jesús.

Dentro de las palabras: «todo está cumplido» se encierra una gran cantidad de signos y gestos de amor de Jesús por el ser humano. Es la vida misma de Él contenida en una expresión, no de fracaso y resignación, sino de victoria. Jesús alza las manos victorioso, no derrotado; consiente del hecho mismo llevado a cabo en ese momento: dar la vida por salvación del mundo. Estas últimas palabras de Jesús están cargadas de alegría, de paz, de perdón y de amor.

Expirar es sacar fuera, exhalar el espíritu, sacar de dentro de sí la vida. Jesús entrega la vida para dar más vida y lo hace de modo consciente, por ello, es un acontecimiento de amor y libertad. Entrega la vida delante de sus amigos para que certifiquen que sus propias palabras, antes anunciadas, en ese momento tienen cumplimiento. Es una prueba final de la veracidad y autenticidad que antes se le pedía («Danos una señal…»), es un gesto extremo del amor divino: es volver a dar la vida. Es un mensaje primario a los apóstoles, después para los escribas y sacerdotes del Templo.

3. APLICACIÓN del texto bíblico ¿Qué nos dice a nosotros hoy? Mensaje

A nosotros como jóvenes, este texto nos invita a ser solidarios, a estar al pie de la cruz de los necesitados, de los que sufren, de los otros jóvenes con problemas o adicciones. Es un texto que nos debe crear la conciencia sobre la necesidad de amor que experimenta la humanidad y de la cual nosotros podemos ser solución o ayuda.

Como jóvenes, a veces andamos con rodeos en las tareas o trabajos que nos tocan y difícilmente decimos: «todo está cumplido». Este texto nos invita a dar el máximo esfuerzo hasta el final y a cumplir cabalmente nuestras tareas.

Por último, nos invita a descubrir que dar la vida por las personas que amamos tiene sentido, pero darla por las que no amamos tiene más sentido. Jesucristo dio la vida por todos: santos y pecadores, justos e injustos, buenos y malos y eso le justifica su sacrificio. Sólo si estamos convencidos de la fuerza salvadora del amor podremos dar nuestra propia vida al servicio de los demás: Jesucristo nos invita a hacer un pequeño sacrificio.

4. PROFUNDIZACIÓN DEL TEXTO ¿qué cosas más podemos saber del texto?

Morir en una cruz es una pena dada a los malhechores. «La cruz como castigo procedía de oriente, sobre todo de los persas; fue poco usada entre los griegos, pero mucho más en Cartago y, sobre todo, entre los romanos. Entre los romanos, era el suplicio más cruel e ignominioso, que sólo se aplicaba de ordinario a los esclavos o a los libres no romanos, por crímenes de homicidio, robo, traición y sedición.»

La sangre y el agua son signos de la nueva alianza y del bautismo, es decir, de una vida nueva. ‘Sangre de Cristo derramada’ es la expresión plástica de la muerte de Cristo en su significación salvadora, utilizada por el nuevo testamento. El agua es un signo de purificación y limpieza, es un signo de vida, de renovación y cambio, el agua borra o limpia simbólicamente los pecados.

La muerte de Jesús tiene un sentido redentor. Su valor radica en el amor personal con que se realiza, en la libertad con que se asume y en ser fruto de la verdad de Cristo. Esta muerte es un rescate, un pago, una deuda saldada. Jesús se convierte en un GOEL, rescatador y liberador de la esclavitud del pecado. Es un signo de la nueva alianza, un nuevo pacto hecho con Dios.

La muerte humana es tan lejana como cercana a nosotros, es tan propia como ajena, tan visible como oculta, tan perceptible como ininteligible, es tan real como ficticia, es tan impactante como sin sentido, tan vaga como precisa. Esto la lleva a constituirse como una de las más grandes paradojas que tiene la vida. Para los cristianos, la muerte no es el final, sino el inicio de una vida divina.

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