Santa María Goretti, Virgen, Mártir (Memoria Libre)

6 de julio de 2018

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Santos:

  • Santa María Goretti

Lecturas del día:

Primera opción

    • Primera lectura

      Amós 8:4-6, 9-12
      4 Escuchad esto los que pisoteáis al pobre y queréis suprimir a los humildes de la tierra,
      5 diciendo: «¿Cuándo pasará el novilunio para poder vender el grano, y el sábado para dar salida al trigo, para achicar la medida y aumentar el peso, falsificando balanzas de fraude,
      6 para comprar por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias, para vender hasta el salvado del grano?»
      9 Sucederá aquel día – oráculo del Señor Yahveh – que yo haré ponerse el sol a mediodía, y en plena luz del día cubriré la tierra de tinieblas.
      10 Trocaré en duelo vuestra fiesta, y en elegía todas vuestras canciones; en todos los lomos pondré sayal y tonsura en todas las cabezas; lo haré como duelo de hijo único y su final como día de amargura.
      11 He aquí que vienen días – oráculo del Señor Yahveh – en que yo mandaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahveh.
      12 Entonces vagarán de mar a mar, de norte a levante andarán errantes en busca de la Palabra de Yahveh, pero no la encontrarán.

    • Salmo responsorial

      Salmo 119:2, 10, 20, 30, 40, 131
      2 Dichosos los que guardan sus dictámenes, los que le buscan de todo corazón,
      10 De todo corazón ando buscándote, no me desvíes de tus mandamientos.
      20 Mi alma se consume deseando tus juicios en todo tiempo.
      30 He escogido el camino de la lealtad, a tus juicios me conformo.
      40 Mira que deseo tus ordenanzas, hazme vivir por tu justicia.
      131 Abro mi boca franca, y hondo aspiro, que estoy ansioso de tus mandamientos.

    • Evangelio

      Mateo 9:9-13
      9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió.
      10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
      11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»
      12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.
      13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»

Segunda opción

  • Primera lectura

    I Corintios 6:13-15, 17-20
    13 La comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y lo otro destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
    14 Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.
    15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo!
    17 Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
    18 ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
    19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
    20 ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.

  • Salmo responsorial

    Salmo 31:3-4, 6, 8, 16-17
    3 tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve;
    4 pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges.
    6 en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad,
    8 ¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma,
    16 Está en tus manos mi destino, líbrame de las manos de mis enemigos y perseguidores;
    17 haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu amor!

  • Evangelio

    Juan 12:24-26
    24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
    25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna.
    26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

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