Siervos inútiles ante el Señor

Meditación del Papa Francisco
Porque la fe es un encuentro con Jesús, y nosotros debemos hacer lo mismo que hace Jesús: encontrar a los demás. Vivimos una cultura del desencuentro, una cultura de la fragmentación, una cultura en la que lo que no me sirve lo tiro, la cultura del descarte. Pero sobre este punto os invito a pensar —y es parte de la crisis— en los ancianos, que son la sabiduría de un pueblo, en los niños… ¡la cultura del descarte! Pero nosotros debemos ir al encuentro y debemos crear con nuestra fe una “cultura del encuentro”, una cultura de la amistad, una cultura donde hallamos hermanos, donde podemos hablar también con quienes no piensan como nosotros, también con quienes tienen otra fe, que no tienen la misma fe. Todos tienen algo en común con nosotros: son imágenes de Dios, son hijos de Dios. Ir al encuentro con todos, sin negociar nuestra pertenencia» (S.S. Francisco, 18 de mayo de 2013).

Reflexión
Los hombres tendemos a convertir en «heroico» las cosas más ordinarias de nuestro deber. Nos llegamos a considerar «héroes» por llegar puntuales al trabajo o por respetar las señales de tráfico. Los niños creen que se merecen un premio por cumplir con sus deberes escolares… Sólo estamos haciendo lo que debíamos hacer.

También como cristianos se nos presenta esta tentación. Aunque nunca lo expresamos así, llegamos a creer que nosotros le hacemos un favor a Dios cuando rezamos, participamos en la Misa dominical, o cuando cumplimos los Mandamientos. Cristo nos ofrece este mensaje para prevenirnos de esta actitud, con la que nos olvidamos de que Él nos ha dado infinitamente más de lo que nosotros podemos ofrecerle.

Pero Dios no es un amo déspota y desconsiderado. No pensemos que al final de nuestra vida, después de haber trabajado y luchado sinceramente por Dios, seremos recibidos en el cielo con un seco y frío: «Sólo has hecho lo que tenías que hacer». Eso lo tenemos que decir nosotros, pero no lo dirá Él. Sus palabras las conocemos: dirá a quienes hayan vivido su mensaje: «Venid, benditos de mi Padre…». Y nos sentaremos con Cristo a gozar del banquete eterno.

Propósito
Tener una actitud de humildad, agardeciendo a Dios todo lo que soy y lo que tengo, no por méritos propios, sino por su generosidad.

Diálogo con Cristo
Exigir con altanería «mis derechos», querer acaparar siempre la atención, buscar ser servido, son manifestaciones de mi orgullo. Señor, ayúdame a recordar siempre que sólo los humildes y los sencillos de corazón son los que están cerca de Ti y pueden poseerte. Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo.

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