Te necesito a ti en el camino

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

“Misericordia quiero, no sacrificios”. Qué fácil ser católico de cumplimiento, impecable en la Misa de la mañana, rezador de novenas y cumplidor de tareas parroquiales. Qué fácil llegar a ser católico-fariseo sin darse cuenta y tener los espacios de la parroquia o del movimiento cerrados sólo a algunos, amar a Dios, pero no al hermano.

“Si no son mejores que los fariseos no entrarán en el Reino”. ¡Yo quiero entrar en tu Reino! ¡Quiero acoger y reconciliarme con mis hermanos! Pero no es fácil y Tú lo sabes, Señor.

Me hablas de ponerme en camino y en el camino reconciliarme. Acompáñanos Tú, y mientras intentamos reconciliarnos, acoge nuestras miserias, cura nuestras heridas, enséñanos a perdonar. Recibe en el camino el dolor que me provoca mi hermano y perdona el dolor que yo le he causado.

Infunde en nuestros corazones la paciencia para perseverar, la humildad para no romper el diálogo.

Y si en este camino, todavía no logro reconciliarme con mi hermano, pero llego a ti a presentarte mi ofrenda, acógela, Señor, como una ofrenda de mi pobre esfuerzo por alcanzar la comunión con mis hermanos, sabiendo que cada día intento ponerme en camino y que espero todo de tu gracia.

«Ser una Iglesia que promueve la cultura del cuidado, de la caricia, la compasión por los débiles y la lucha contra toda forma de degradación, incluida la de nuestras ciudades y de los lugares que frecuentamos, para que la alegría del Evangelio brille en la vida de cada uno: este es nuestro “combate”, este es nuestro desafío».
(S.S. Francisco, Homilía del 29 de junio de 2022).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Reflexionar si hay en mi vida palabras o actitudes que van contra una o varias personas y pedir luz y consejo de cómo puedo ponerme en camino de reconciliación con esas personas.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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