XIII Domingo Ordinario

Calendario Litúrgico 2018

1 de julio de 2018

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Color: Verde

Santos:

  • San Junípero Serra
  • San Oliver Plunkett, Mártir de Irlanda

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Sabiduría 1:13-15; 2:23-24
    13 que no fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes;
    14 él todo lo creó para que subsistiera, las criaturas del mundo non saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Hades sobre la tierra,
    15 porque la justicia es inmortal.
    23 Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza;
    24 mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen.

  • Salmo responsorial

    Salmo 30:2, 4-6, 11-13
    2 Yo te ensalzo, Yahveh, porque me has levantado; no dejaste reírse de mí a mis enemigos.
    4 Tú has sacado, Yahveh, mi alma del seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa.
    5 Salmodiad a Yahveh los que le amáis, alabad su memoria sagrada.
    6 De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.
    11 ¡Escucha, Yahveh, y ten piedad de mí! ¡Sé tú, Yahveh, mi auxilio!
    12 Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría;
    13 mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Yahveh, Dios mío, te alabaré por siempre.

  • Segunda lectura

    II Corintios 8:7, 9, 13-15
    7 Y del mismo modo que sobresalís en todo: en fe, en palabra, en ciencia, en todo interés y en la caridad que os hemos comunicado, sobresalid también en esta generosidad.
    9 Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza.
    13 No que paséis apuros para que otros tengan abundancia, sino con igualdad.
    14 Al presente, vuestra abundancia remedia su necesidad, para que la abundancia de ellos pueda remediar también vuestra necesidad y reine la igualdad,
    15 como dice la Escritura: El que mucho recogió, no tuvo de más; y el que poco, no tuvo de menos.

  • Evangelio

    Marcos 5:21-43
    21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.
    22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies,
    23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»
    24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
    25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años,
    26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,
    27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.
    28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.»
    29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal.
    30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
    31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: «¿Quién me ha tocado?»»
    32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.
    33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.
    34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
    35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos dicendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»
    36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»
    37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
    38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.
    39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.»
    40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña.
    41 Y tomando la mano de la niña, le dice: « Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»
    42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
    43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.

    O también:

    Marcos 5:21-24, 35-43
    21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.
    22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies,
    23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»
    24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
    35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos dicendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»
    36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»
    37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
    38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.
    39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.»
    40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña.
    41 Y tomando la mano de la niña, le dice: « Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»
    42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
    43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.

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