Yo soy su amigo

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

San Matías, el santo de hoy, es muy especial. Se hace llamar uno de los apóstoles, pero en realidad, él no fue llamado directamente por Jesús como los demás. San Matías fue elegido a suertes para sustituir a Judas en el grupo de los doce apóstoles. Y esto nos interpela a cada uno: yo puedo ser otro Matías, un apóstol escogido hoy para evangelizar.

¿Y qué me pide Cristo para ser uno de sus apóstoles? Los requisitos aparecen en el Evangelio de hoy. Primero me dice que cumpla sus mandamientos para ser feliz. ¿Y todos los mandamientos por igual? No, uno en especial: el amar a mis amigos y enemigos como Jesús lo ha hecho. ¿Y cómo lo ha hecho Jesús? Dando su vida con alegría, porque ese es el amor más grande.

Es el Señor el que nos llama a cada uno de nosotros a ser sus apóstoles y a dar la vida. Como Matías, nosotros somos sus amigos y nos envía para dar fruto. Preguntémosle: ¿qué fruto quieres que dé, Señor?

«El Señor Jesús dejó a sus discípulos una enseñanza exigente cuando les dijo: “Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca”. Ir, dar fruto y permanecer. Esta es la llamada a la que no se puede escapar cuando se encuentra al Señor y se es conquistado por su Evangelio. Ciertamente, Jesús no les dijo a sus discípulos que verían los frutos de su trabajo. Sólo les aseguró que los frutos permanecerían. Esta promesa también es válida para nosotros. Es humano pensar que después de tanto trabajo se quiera ver el fruto de nuestro compromiso; sin embargo, el Evangelio nos empuja en una dirección diferente».
(Discurso de S.S. Francisco,18 de noviembre de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Cuando me asalte el egoísmo de querer pensar en mí mismo, voy a ofrecer una oración por aquellos que han sufrido una pérdida por la epidemia del COVID.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Related posts

*

Top